lunes, 6 de abril de 2009

Acerca de las crisis

Las crisis económicas son la respuesta a un súbito empobrecimiento (relativo) de la economía. Así ocurrió en la crisis de 1929, cuando el desplome de Wall Street anunció su comienzo. Y así fue durante la crisis del petróleo de 1973, la más grave después de la presente, que tuvo su origen en la importante transferencia de rentas que la brusca elevación del precio del petróleo origina desde los países desarrollados -importadores- hacia los países productores de petróleo. Y en la actual, con la importante pérdida de riqueza provocada por la pronunciada caída en el precio de los activos inmobiliarios.

Consecuencia lógica de ese empobrecimiento es la subsiguiente caída del consumo, lo que provoca inexorablemente una reducción de la actividad económica que -de forma igualmente inexorable- lleva a un aumento del paro. La magnitud de la caída y el correlativo aumento del paro (para unas características institucionales dadas del mercado de trabajo) tiene una relación directa con la magnitud del empobrecimiento experimentado.

Pero no únicamente. Porque si al objetivo empobrecimiento se le suman factores sicológicos , que provocan un cambio en las expectativas, inadecuadas actuaciones de política económica, graves problemas en el sistema financiero principalmente originadas en una inadecuada regulación , y limitaciones en la disponibilidad de crédito motivadas por las citadas dificultades, las consecuencias, tanto en su duración como en su profundidad, se verán amplificadas. Todos estos factores están presentes en la actual crisis. Y con especial virulencia, lo que fundamenta su extraordinaria gravedad.

Cuando la última burbuja inmobiliaria explota en Estados Unidos, la brusca caída del precio de la vivienda en aquel país se convierte en el detonante de la situación actual. Un período de varios años de crecimiento económico basado casi exclusivamente en el incremento del endeudamiento de las economías familiares llega así a su fin. El crecimiento económico decae, el paro aumenta y los impagos de hipotecas se incrementan exponencialmente, debido esencialmente a que los bancos, amparados en una insuficiente regulación y en la continuada subida de precios que experimentaba el mercado residencial , habían venido concediendo numerosas hipotecas a personas sin más garantía que el propio bien hipotecado (las hoy famosas "subprime").

El papel de la subida de los precios inmobiliarios en el boom hipotecario estadounidense parece bastante evidente: te doy 100 para que te compres una casa, porque confío en que en caso necesario (impago), su venta me permitirá resarcirme de la deuda. La cadena se trunca en el momento que los incrementos de precio no solo cesan, sino que se vuelven negativos.

Pero, ¿y qué papel juega la insuficiente regulación en la gestación del problema? Ahora está claro. Es lo que ha permitido que los bancos americanos hayan conseguido engañar a entidades financieras e inversores a lo largo y ancho de todo el mundo, diseñando productos que ocultaban deliberadamente el riesgo implícito en los mismos. Si bien es justo reconocer que son éstos mismos bancos probablemente las primeras víctimas de su propia trampa.

No hay comentarios: