viernes, 7 de noviembre de 2008

La gestación de la crisis (II)

Si una economía experimenta un exceso de oferta monetaria, se producirán dos efectos. Por una lado, los tipos de interés experimentarán una presión a la baja. Por otro, y bajo determinadas circunstancias, el precio de los activos financieros e inmobiliarios se incrementará, al canalizarse el exceso de dinero hacia dichos mercados.

También habíamos mencionado el denominado "efecto riqueza" que conlleva toda inflación de activos, entendido dicho "efecto riqueza" como el incremento del consumo asociado a un incremento -real o percibido- de la riqueza de un individuo. Es decir, que el consumo de los individuos no depende sólo de su renta, sino también del valor de los activos que poseen (su riqueza). A su vez, aumenta la propensión a endeudarse por parte de los consumidores.

Vemos cómo el exceso inicial de liquidez va generando unos determinados efectos que se entrecruzan y realimentan entre sí y que, de no existir una regulación adecuada, irán complicando progresivamente la situación del sector financiero, situación que finalmente acabará siendo incontrolable y abocada al desastre. Hasta ahora tenemos: exceso de liquidez, tipos de interés a la baja, subida en el precio de los activos financieros e inmobiliarios, incremento en la riqueza de los consumidores, incremento en la propensión al endeudamiento, incremento en la demanda de crédito, incremento del consumo privado. Ninguno de ellos es achacable a la actuación de los bancos, es decir, todos constituyen -por el momento- factores exógenos al sector financiero (excluído el banco central).

Repasemos ahora los efectos sobre dicho sector. Recordemos en primer lugar que los bancos privados son empresas con ánimo de lucro, de las que puede postularse -prescindiendo de eufemismos-, que su objetivo fundamental, como el de cualquier otra empresa, es la maximización del beneficio, si bien el sector, por su particulares características, está sujeto a regulación específica por parte del banco central, tendente a imponer obligatoriamente determinados requerimientos de liquidez y solvencia.

Por el otro lado, los bancos tienen la facultad de crear dinero -el dinero bancario-, lo que realizan por medio de la concesión de créditos a los distintos agentes económicos. Esta facultad, en condiciones totalmente normales, puede llegar a multiplicar por 10 o mas veces la liquidez emanada del banco central, que como se ha dicho es el encargado de su regulación.

Y es precisamente a través de la concesión de créditos (es decir, prestando dinero) cómo los bancos obtienen el grueso de sus ingresos, siendo el tipo de interés el precio que cobran por su "producto". Es decir, que a mayor volumen de créditos concedidos o a mayor tipo de interés, mayor beneficio. Además, es posible mantener o incluso incrementar el resultado si ante una reducción de uno de los factores se reacciona incrementando el otro. Por ejemplo, si baja el tipo de interés, podremos mantener, o incluso incrementar, el beneficio aumentando convenientemente el volumen de créditos hasta donde la regulación existente permita.


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