miércoles, 12 de noviembre de 2008

La segunda crisis de confianza

Se nos ha vendido la idea de que los cientos de miles de millones de euros que, en todo el mundo, se han dedicado por los distintos gobiernos a ayudar a los bancos, tenían como finalidad crear las condiciones necesarias para que éstos volvieran a conceder préstamos al sector real de la economía. Como dicen algunos, se pretendía la "descongelación" del crédito. ¿Se ha logrado o es previsible que se logre en breve plazo?. Pienso que la respuesta es claramente NO. El crédito necesario para alimentar la economía productiva no volverá a fluir si no se toman medidas adicionales tendentes a restaurar ahora la confianza del sistema financiero en el sector real de la economía.

El anunciado deterioro de la situación económica en los próximos meses, con el consiguiente e importante aumento del desempleo ya no ofrece dudas. La avalancha de datos cada vez más negativos que siguen llegando, dejan cada vez menos duda acerca de la gravedad y duración de la crisis. No estamos hablando de una ligera y breve recesión, sino de una profunda y larga crisis. La lógica más elemental nos dice que a lo largo del proceso, muchas empresas, pequeñas o grandes, se quedarán -ya se están quedando- por el camino.

Supongamos un pequeño empresario de cualquier sector. Está atravesando dificultades y los ingresos se han reducido hasta el punto de que no alcanza para pagar los gastos de la empresa: nóminas, seguridad social, alquileres, suministros, gastos financieros y un largo etcétera. Decide acudir a "su" banco, en busca de una solución. Nada nuevo, es lo mismo que ha venido haciendo con cierta asiduidad en los "buenos tiempos" cada vez que lo ha necesitado : solicitar una póliza de crédito. Y su banco siempre le había respondido antes. En el despacho del director, con el que incluso había logrado desarrollar una cierta amistad en base al frecuente trato, profesional, expone: "Ya sabes lo mal que está la cosa. Hace varios meses que casi no me entra trabajo y algunos clientes no me han pagado. No tengo dinero para pagar ni a los empleados. Necesito una póliza de crédito para salvar el bache... ".

Pero algo ha cambiado ahora: nuestro director sabe que los "buenos tiempos" han pasado, y tardarán en volver, quizá uno o dos años, si no más... Para que se decida a conceder el crédito solicitado por el cliente, necesita una cierta confianza en las posibilidades de éste para sobrevivir en el entorno económico actual, de manera que pueda devolver el dinero prestado... Y la fría lógica de los datos económicos indica que dichas posibilidades son ahora sustancialmente menores... La solicitud es rechazada.

El banco deja de cumplir la función que le es propia: actuar como lubricante del sistema productivo a través del crédito. Ante la disyuntiva de dejar de ganar (no prestando) o perder el dinero prestado, razonablemente elige la segunda. No es una cuestión de avaricia, como a veces se dice, sino de pura lógica. ¿O es que alguno de nosotros le prestaría dinero a otro si sabe que hay muchas posibilidades de que no nos lo devuelva?. Es posible que la negativa suponga incluso la desaparición de esa empresa, con lo que ello conlleva: más paro y contracción adicional de la actividad económica.

Por tanto, el problema de la falta de confianza entre las propias entidades financieras, que motivó la crisis crediticia inicial se ha trasladado ahora al sector real de la economía. Mientras no se resuelva la nueva situación, esos cientos de miles de millones de euros destinados a ayudar al sector financiero no servirán para salir de la recesión.

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